Entrevista a Juan Lema Rodicio, el nuevo presidente de la Real Academia Galega de Ciencias: «La sociedad aún no ha percibido que la ciencia y la tecnología no son un lujo»

Un nuevo reto. Es el que afrontará a partir del próximo miércoles el catedrático de Ingeniería Química de la Universidade de Santiago Juan Lema Rodicio cuando tome posesión como nuevo presidente de la Real Academia Galega de Ciencias (RAGC). La institución ha experimentado un profundo cambio en el último lustro, en el que Lema profundizará con un objetivo prioritario: «abrir mucho más la academia a la sociedad» para persuadirla de que la ciencia «no es un lujo, sino la base firme del desarrollo económico».

-Su predecesor protagonizó una gran transformación en la academia. ¿Seguirá su línea?

-Realmente quien reactivó la academia fue el presidente actual, Miguel Ángel Ríos. En estos últimos cinco años incorporó a 20 de los 33 académicos que somos ahora, estabilizó la institución, le aportó un cierto equilibrio presupuestario, se establecieron programas de difusión, premios de todo tipo…. Fue el motor de toda esta actividad.

-¿Qué objetivos se plantea?

-Creo que tenemos un plantel de académicos muy bueno, de muchísimo prestigio, que nos permitirán buscar lo que es realmente el objetivo: promover la ciencia y la cultura científica en la sociedad. Este es nuestro objetivo y nuestra razón de ser. Lo que queremos es que la ciencia sea conocida y apreciada y que la cultura científica se expanda lo máximo posible. Para esto, aparte de mantener las actividades, lo que queremos es abrir mucho más la academia a la sociedad, tanto en intensidad como geográficamente, por toda Galicia.

-Los premios de investigación que conceden demuestra la calidad de la ciencia que se hace en Galicia. ¿Es realmente así?

-Este año se otorgó el premio a un trabajo sobre nanotecnología aplicada a la medicina, pero quedó finalista otro que fue seleccionado por la Sociedad Americana de Química como la molécula del año. Esto nos indica que hablamos de un nivel que no es ninguna broma y que nos hace cada vez más difícil la selección de los trabajos. Por tanto, la ciencia que se hace en Galicia, con todas las limitaciones que tenemos, es de gran calidad y hay gente joven con muchísimo potencial.

-Sí, pero como dice, con limitaciones. ¿Qué nos falla?

-Lo que nos falla es que la sociedad gallega asuma que la ciencia y la tecnología son importantes. Esto es lo fundamental, porque una vez que la sociedad lo asuma, el resto viene por añadidura. Mientras un ciudadano perciba que es mucho más importante tener un buen paseo marítimo que tener una buena universidad, pues estamos perdidos. Nuestro gran reto es que la sociedad se convenza de que la ciencia y la tecnología no son un lujo, un adorno, sino la base firme del desarrollo económico.

-Alguna parte de culpa tendrán los políticos.

-¿Por qué el porcentaje dedicado a I+D en Galicia y España es muy inferior al de otros países de nuestro entorno? Pues simplemente porque socialmente no se considera que es muy importante. Si se considerase que es algo vital no se cuestionaría. Yo no le voy a echar nunca la culpa a nuestros políticos y dirigentes, porque hacen estrictamente lo que le pide la sociedad, y la sociedad no está conciencia en este momento. No ha percibido que la ciencia y la tecnología no son un lujo, sino la base del desarrollo.

-Pero el mensaje va calando.

-Muy lentamente. Por ejemplo, cuando se habla de cultura todo el mundo la asocia con escritores, poetas, músicos, artistas o filósofos, pero casi nunca con la ciencia. Y la cultura científica es realmente impresionante. La gente aún no es consciente de que detrás de cada una de las innovaciones tecnológicas hay ciencia. Incluso cuando trabajamos con los teléfonos móviles, detrás hay ciencia e investigación. No se ve, pero está en todas partes, en todas y cada una de nuestras actividades diarias. ¿Por qué entonces no la consideramos importante? Pues la verdad es porque no hemos sido capaces de transmitirlo a la sociedad. Y este va a ser el esfuerzo que va a realizar la Real Academia.

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Fuente: La Voz de Galicia.

Foto: Xoan A. Soler